domingo, 25 de mayo de 2008

Nada vuelve a ser lo mismo...

Desde ese momento, nada volvió a ser lo mismo. Toda la rutina, toda tu seguridad, todo tu ser sufren un vuelco, se trastocan, se desubican. Solo se vive para las pruebas, las citas médicas, los resultados y los tratamientos. Intentas hacerte una idea de lo que se te viene encima, intentas calcular el tiempo que va a durar todo, como un intento de controlar algo, pero es inútil...Pocas cosas puedes controlar. Una de las pocas cosas que por suerte pudimos controlar era el entorno en la casa. Los niños. Cómo se lo decimos...Les contamos que su madre estaba enferma, que necesitaría ir todos los día al hospital, que había días que se quedaría ingresada, que así estaríamos bastante tiempo...Hasta que un día, uno de ellos pregunta "...¿mamá...eso que tú tienes es eso que dicen del cáncer?" "Si, hija, si...éso es." "Y... ¿te vás a curar?" "Pues claro..."

Luego intentas recuperar "algo" de rutina...los deberes del colegio, no estar todo el día en la cama... disimular...sobre todo disimular el agotamiento, la desesperanza, las lágrimas, el miedo...la angustia que se acuesta a tu lado todos los días, y que se levanta contigo, mordiéndote el alma y las tripas...

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