miércoles, 28 de mayo de 2008

Una nueva rutina

Y así, entramos en otra rutina, extraña, ajena, impuesta como una condena...pero necesaria, esperada y necesitada.Las salas de espera, las citas, las pruebas, las esperas; largas e interminables esperas...Es curioso, cómo sin darte cuenta, te conviertes en todo un "especialista " en salas de espera y en tiempos muertos...Siempre preparado para una espera de cinco minutos o de cinco horas, da igual...El periódico, un libro, el mp3, la PDA -que igual te sirven para anotar los datos médicos y las citas, que para jugar a las cartas o para ver una película....- se convierten en tus compañeros necesarios e imprescindibles...habituales, íntimos e inseparables.

Pero antes de eso, la tormenta, las prisas por hacerlo todo ya..., la frustración por la necesaria e inevitable demora para las citas, para las pruebas, para los resultados...el desconocimiento del proceso y de cómo va a ser tu vida y la de tu familia a partir de ahora hace mella. No entiendes el por qué no te hacen ya la prueba que necesitas...¿cómo voy a esperar? ¡no puedo esperar...tengo cancer...! Hasta que alguien o algo, te hacen ver que sí...que puedes esperar, que hay un tiempo necesario e inevitable -que se hace eterno- hasta que un día te dicen que vas a iniciar el tratamiento.
Por fín....ya le han puesto apellidos al cancer, ya sabemos el tratamiento y la duración... Ahora, la espera...otra espera, pero esta vez descontando días, para terminar los ciclos de radioterapia y de quimioterapia...Un viaje todos los días a una sala, tambien de espera, donde estaremos una hora o siete, y vuelta a casa, haciéndole una marca al calendario, tachando días...Otra rutina.

Y en ésas esperas, las caras de la gente, que se van haciendo familiares, unas que llegan nuevas, otras que desaperecen con más o menos fortuna...en unas se ve el cansancio de toda una eternidad de luchas y de esperas; en otras, el desaliento y la desesperanza, la entrega...Otras muestran la determinación, la lucha, el desafio a una situación y a una vivencia impuestas, que no son las tuya. Las risas de unos contrastan con el abandono y la indolencia de otros, la paciencia, con la airada queja, la mirada huidiza de unos, con la sonrisa franca e invitadora de otros... Es como un viaje en común, del que no sabes cuando vas a apearte...ni de qué manera.
Solo sabes en qué vas a ocupar el tiempo de espera de hoy, y el de mañana...

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