Y así, entramos en otra rutina, extraña, ajena, impuesta como una condena...pero necesaria, esperada y necesitada.Las salas de espera, las citas, las pruebas, las esperas; largas e interminables esperas...Es curioso, cómo sin darte cuenta, te conviertes en todo un "especialista " en salas de espera y en tiempos muertos...Siempre preparado para una espera de cinco minutos o de cinco horas, da igual...El periódico, un libro, el mp3, la PDA -que igual te sirven para anotar los datos médicos y las citas, que para jugar a las cartas o para ver una película....- se convierten en tus compañeros necesarios e imprescindibles...habituales, íntimos e inseparables.
Pero antes de eso, la tormenta, las prisas por hacerlo todo ya..., la frustración por la necesaria e inevitable demora para las citas, para las pruebas, para los resultados...el desconocimiento del proceso y de cómo va a ser tu vida y la de tu familia a partir de ahora hace mella. No entiendes el por qué no te hacen ya la prueba que necesitas...¿cómo voy a esperar? ¡no puedo esperar...tengo cancer...! Hasta que alguien o algo, te hacen ver que sí...que puedes esperar, que hay un tiempo necesario e inevitable -que se hace eterno- hasta que un día te dicen que vas a iniciar el tratamiento.
Por fín....ya le han puesto apellidos al cancer, ya sabemos el tratamiento y la duración... Ahora, la espera...otra espera, pero esta vez descontando días, para terminar los ciclos de radioterapia y de quimioterapia...Un viaje todos los días a una sala, tambien de espera, donde estaremos una hora o siete, y vuelta a casa, haciéndole una marca al calendario, tachando días...Otra rutina.
Y en ésas esperas, las caras de la gente, que se van haciendo familiares, unas que llegan nuevas, otras que desaperecen con más o menos fortuna...en unas se ve el cansancio de toda una eternidad de luchas y de esperas; en otras, el desaliento y la desesperanza, la entrega...Otras muestran la determinación, la lucha, el desafio a una situación y a una vivencia impuestas, que no son las tuya. Las risas de unos contrastan con el abandono y la indolencia de otros, la paciencia, con la airada queja, la mirada huidiza de unos, con la sonrisa franca e invitadora de otros... Es como un viaje en común, del que no sabes cuando vas a apearte...ni de qué manera.
Solo sabes en qué vas a ocupar el tiempo de espera de hoy, y el de mañana...
miércoles, 28 de mayo de 2008
domingo, 25 de mayo de 2008
Nada vuelve a ser lo mismo...
Desde ese momento, nada volvió a ser lo mismo. Toda la rutina, toda tu seguridad, todo tu ser sufren un vuelco, se trastocan, se desubican. Solo se vive para las pruebas, las citas médicas, los resultados y los tratamientos. Intentas hacerte una idea de lo que se te viene encima, intentas calcular el tiempo que va a durar todo, como un intento de controlar algo, pero es inútil...Pocas cosas puedes controlar. Una de las pocas cosas que por suerte pudimos controlar era el entorno en la casa. Los niños. Cómo se lo decimos...Les contamos que su madre estaba enferma, que necesitaría ir todos los día al hospital, que había días que se quedaría ingresada, que así estaríamos bastante tiempo...Hasta que un día, uno de ellos pregunta "...¿mamá...eso que tú tienes es eso que dicen del cáncer?" "Si, hija, si...éso es." "Y... ¿te vás a curar?" "Pues claro..."
Luego intentas recuperar "algo" de rutina...los deberes del colegio, no estar todo el día en la cama... disimular...sobre todo disimular el agotamiento, la desesperanza, las lágrimas, el miedo...la angustia que se acuesta a tu lado todos los días, y que se levanta contigo, mordiéndote el alma y las tripas...
Luego intentas recuperar "algo" de rutina...los deberes del colegio, no estar todo el día en la cama... disimular...sobre todo disimular el agotamiento, la desesperanza, las lágrimas, el miedo...la angustia que se acuesta a tu lado todos los días, y que se levanta contigo, mordiéndote el alma y las tripas...
Etiquetas:
angustia,
cancer,
citas medicas,
desesperanza,
Miedo,
rutina
Suscribirse a:
Entradas (Atom)